Difunto inconforme (cuento corto)

Los detalles aparentemente simples de la vida, no siempre resultan ser simples detalles porque a veces en la simplicidad radica la elegancia, el refinamiento y la solidez de los grandes amores. 

El autor

Nací hace ya muchos años, en un lugar del mundo que no quiero recordar, fallecí un día indeterminado del año 1910, inicialmente no clasifiqué para habitar el paraíso celestial por lo que fuí transportado en la barca conducida por Caronte a través de la laguna Estigia hasta las puertas del inframundo, pero allí fui rechazado por Cancerbero, el perro guardián de la puerta del reino de Hades.

Días después decidí probar suerte de nuevo para mi posible entrada en el cielo y con ayuda de Jano logré que me aceptaran, al inicio todo parecía ideal pero con el decurso de los años sufrí una profunda decepción al comprobar que sentimientos como la envidia, el odio y las ansias de poder también florecían en el paraíso.  Fue en ese momento que determiné irme, condenando a mi alma a vagar en pena por el universo sin encontrar un lugar de amor y paz... 

Cansado de tanto deambular pensé en regresar al mundo terrenal, así que retomé mi figura corporal para de nuevo desandar calles y avenidas, pero cual fue mi sorpresa? El planeta tierra se había tornado desordenado y caótico, había un ruido ensordecedor, una anti-música que llamaban Rap que en lugar de acariciar el oído era una especie de tortura sonora, religiosos y líderes mudiales vociferaban un discurso alarmista y casi apocalíptico sobre el futuro, los políticos pronunciaban soflamas que constituían diatribas de descalificación de los oponentes en lugar de programas de acción, existía un virus que hacía que todos permanecieran con las caras cubiertas sin la posibilidad de reconocerse y para colmo los géneros sexuales clásicos masculino y femenino (M y F) habían sido sustituidos por múltiples géneros no binarios muy difíciles de entender y enumerar, además el vocabulario habitual estaba reemplazado por neologismos y teorías del lenguaje inclusivo. 

Aturdido y casi abrumado opté por retornar al mundo celestial, que a pesar de sus dificultades, me mostraba un ambiente más confortable. Después de permanecer durante un tiempo en el paraíso... sentí que algunos sitios me retrotraían, determinadas vivencias me transportaban al lugar de mis orígenes y frecuentemente echaba de menos  a las personas que dejé, esas, que resultan entrañables y que nunca se olvidan porque permanecen ligadas indisolublemente a nuestros mejores momentos. Así que no duden que intente un segundo viaje para abrazarlos de nuevo con fuerzas, aunque no me sientan, porque a pesar de los inconvenientes terrenales, el amor que les profeso supera con creces todos los escollos. Nada suplanta la calidez de un abrazo y la complicidad de una mirada de los seres queridos. 

El día de ayer soñé que los extrañaba. 

El día de hoy desperté sabiendo que era cierto.

Volveré?